GUÍA DE INDICACIONES CLÍNICAS EN ONCOLOGÍA RADIOTERÁPICA
"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo"
B. Franklin
CÁNCER DE CÉRVIX UTERINO: CASO CLÍNICO 4
EXPOSICIÓN
Mujer de 52 años, con antecedentes de carcinoma epidermoide de cérvix estadio IIIB hacía 4 años tratado con radioquimioterapia con cisplatino concomitante. En una revisión programada se aprecia lesión sospechosa de recidiva local en fondo vaginal derecho confirmada mediante biopsia y en el estudio de extensión con PET-TC se aprecian captaciones patológicas en cérvix, ambos parametrios, adenopatías en región interaortocava y 2 nódulos en LSD del pulmón.
VALORACIÓN EN ONCOLOGÍA RADIOTERÁPICA
Se trata de una paciente con estadio IVB con metástasis ganglionares y pulmonares y con recidiva locorregional afectando cérvix y parametrios.La radicalidad del tratamiento a plantear dependerá de la extensión de la enfermedad y del estado general de la paciente.
En el estadio IVB, las pacientes son tributarias a tratamiento sistémico paliativo. El tratamiento de elección es la quimioterapia. Las opciones de primera línea son:
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Cisplatino 50 mg/m2 + Taxol 175 mg/m2 en 3 horas + Bevacizumab 15 mg/kg cada 3 semanas.
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Cisplatino 50 mg/m2 + Taxol 175 mg/m2 en 3 horas, si contraindicación de Bevacizumab.
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Carboplatino AUC 5 + Taxol 175 mg/m2 en 3 horas cada 3 semanas, si contraindicación de Cisplatino o en caso de uso precio de Cisplatino en el tratamiento primario radical o adyuvante.
Los agentes de segunda línea son monoterapias con Irinotecan, Fluoropirimidinas, Topotecan, Vinorelbina, Pemetrexed, Docetaxel o Gemcitabina.
Los estudios más recientes están evaluando la inmunoterapia atendiendo la etiología viral de la mayoría de los cánceres de cérvix.
Otros agentes biológicos o terapias dirigidas en estudio son contra el receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR) y los inhibidores de la vía molecular PI3K/AKT/mTOR, aún en evaluación.
Cabe destacar que la radioterapia concurrente a quimioterapia puede tener una mejor respuesta que la sistémica en supervivencia global y libre de enfermedad (de 69% y 57%, respectivamente) en caso de pacientes con ganglios linfáticos paraaórticos y supraclaviculares positivos.
En cuanto a la enfermedad recurrente, inicialmente debe evaluarse si ésta es locorregional y su extensión metastásica.
En el primer caso, debe valorarse el tratamiento quirúrgico y/o radioterápico con una intención lo más radical posible.
La elección de una u otra herramienta o su combinación vendrán, habitualmente, condicionadas por la localización y extensión de la recidiva y también para el tratamiento administrado en el primer diagnóstico:
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En el caso de enfermas con irradiación adyuvante a la cirugía o radical en el primer diagnóstico, si la enfermedad recurrente está fuera del volumen inicial de irradiación, el tratamiento de elección es la radioterapia concomitante a quimioterapia basada en Cisplatino semanal. En casos muy específicos y de forma individualizada, se puede valorar la reirradiación.
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Por otra parte, en las recidivas pélvicas centrales debe valorarse la cirugía con exenteración pélvica, excepto en caso de afectación ganglionar o extensión a la pared pélvica. También puede valorarse el rescate con reirradiación mediante braquiterapia intersticial.
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En caso de enfermedad recurrente inoperable, el tratamiento de elección es la quimioterapia paliativa.
Es importante remarcar el papel de la radioterapia en la paliación de las enfermas con enfermedad diseminada.
Los síntomas más comunes en pacientes con enfermedad avanzada incluyen sangrado vaginal, dolor pélvico, flujo maloliente u otros síntomas relacionados con la enfermedad metastásica.
Aunque no existe un esquema de fracciones y dosis estándar, se practica comúnmente una dosis de 20 Gy en cinco fracciones durante una semana ó 30 Gy en 10 fracciones durante dos semanas.
En pacientes con sangrado vaginal severo, se puede probar un curso corto de radioterapia externa y, en caso de refractariedad, la radioterapia intracavitaria puede ser altamente efectiva para controlar el sangrado. El control del sangrado generalmente se logra habitualmente después de 12 a 48 horas del fin de la radioterapia.